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    El poder de la comunicación: La intención comunicativa

    Comunicación Lenguaje

    Desde el nacimiento, el niño adquiere rutinas sociales con las personas que se encuentran a su cargo, estas rutinas requieren de una interacción personal a nivel afectivo y lingüístico que estimulan aparición del lenguaje a partir de intenciones comunicativas.

     

    ¿Qué es la intención comunicativa?

    Antes de empezar a hablar sobre la intención comunicativa debemos conocer qué es la comunicación. Esta se entiende como la acción de intercambiar información específica entre un emisor y un receptor (interlocutor) a través de diversos sistemas de signos lingüísticos que permitan un entendimiento del mensaje entre ambos sujetos.

     

    Partiendo de esta definición podemos decir que la intención comunicativa es el uso de uno o más sistemas de signos linguísticos para lograr que otros comprendan el mensaje que se desea brindar con la finalidad de recibir una respuesta al respecto.

     

    Por tanto, la intención comunicativa, no solo implica al emisor sino también al receptor, quien deberá interpretar el mensaje de acuerdo con el contexto o a sus propias experiencias para continuar el proceso en la comunicación y permitir que la interacción comunicativa no se limite solo a manifestar algo, sino que también se consideren los aspectos pragmáticos de la comunicación como es el contexto, el énfasis, la gestualidad, entre otros.

     

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    Un buen ejemplo sería cuando un bebé llora y no sabemos por qué lo hace, es claro que algo desea comunicar, pero no comprendemos qué, entonces vamos probando diferentes cosas que pensamos que pueda estar ocasionando su llanto: revisarle el pañal, darle su biberón, mostrarle una sonaja, cargarlo y todo lo que se nos ocurra hasta dar con el motivo y lograr que el bebé se tranquilice.

     

    En este ejemplo el bebé inicia la comunicación con el llanto y es el adulto quien al mostrarle cada objeto o al realizar las diferentes acciones (que siempre, aunque no se haya mencionado, están acompañadas del lenguaje oral) continúa el proceso de la comunicación y sin darse cuenta está guiando al bebé en la forma como nos comunicamos: emisor (llanto) – receptor (presentación del objeto o acción) – emisor (llanto) y continúa la cadena hasta que concluye la comunicación (el bebé se calma).

     

    El llanto manifiesta la intención de comunicar algo (una emoción o una necesidad), el adulto al responder ante el llanto e intentar calmar al bebé en reiteradas ocasiones también demuestra intención de comunicar y finalmente cuando el bebé se calma denota que el receptor logró interpretar el mensaje. En todo este proceso se puede apreciar que la intención comunicativa implica tanto al emisor como al receptor quien pudo responder al llanto del bebé o simplemente dejarlo llorar.

     

    Entonces podemos concluir diciendo que la intención comunicativa es comunicarse con el objetivo de provocar algo en el receptor quien entenderá el mensaje y actuará ante este de una forma concreta.

    Maestra aplicando la intención informativa en clases


    Tipos de intención comunicativa

    El lenguaje cumple distintas funciones y es en base a estas funciones que podemos distinguir los diferentes tipos de intención comunicativa.

    1.   Intención informativa: basada en la función referencial del lenguaje la cual se evidencia cuando describimos objetos o situaciones tangibles, abstractas e imaginarias de forma clara y precisa. Aquí se busca transmitir un conocimiento o algo que se observó a uno o varios interlocutores.


    2.  Intención prescriptiva: basada en la función apelativa o conativa del lenguaje la cual busca influir en la conducta del interlocutor con el objetivo de persuadirlo y convencerlo de hacer o dejar de hacer algo.


    3.    Intención emotiva: basada  en  la  función expresiva del  lenguaje la  cual nos  permite comunicar emociones,  sentimientos, estados de ánimo, experiencias o apreciaciones personales y pensamientos. Aquí se manifiesta la subjetividad del emisor.


    4.    Intención explicativa: basada  en  la función metalingüística  del lenguaje a  través del  cual podemos aclarar las expresiones, los términos o el sentido del mensaje que usamos para facilitar la interpretación del mismo y así evitar malinterpretaciones. Pone énfasis en el código comunicativo.


    5.   Intención fática: basada en la función fática del lenguaje, la cual nos brinda los recursos linguísticos que nos permiten iniciar, mantener, modular y finalizar una comunicación de forma apropiada sin que el mensaje se pierda. Por ejemplo: saludar, respetar el turno al hablar, despedirse, entre otros. Pone énfasis en el canal de comunicación.


    6.    Intención estética: basada en la función poética del lenguaje, nos permite componer construcciones estéticas que causen un impacto emocional a través de la forma y el estilo del mensaje. Busca la creatividad lingüística, que el mensaje tenga ritmo, métrica, metáforas y otras figuras retóricas que generen un efecto artístico en el interlocutor. Por ejemplo, cuando decimos un piropo o un refrán, cuando creamos nanas o juegos de palabras para los niños. Pone énfasis en el mensaje y el código simultáneamente.

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    ¿Cómo desarrollar la intención comunicativa?

    La intención comunicativa se desarrolla desde el momento que el bebé nace, pero se empieza a manifestar alrededor de los 8 a 9 meses, poco a poco irá adquiriendo los recursos necesarios para incrementar y mejorar su intención comunicativa. A los 3 meses ya debería evidenciar la presencia de los diferentes tipos de intención comunicativa, los cuales irán enriqueciéndose en adelante.

     

    Para ayudar a desarrollar la intención comunicativa podemos crear situaciones que generen una necesidad de comunicación en el niño, que lo motiven a usar distintos códigos linguísticos (gestos, sonidos, escritura, habla) que le sirvan de canal para comunicarse. Aquí les dejo algunas ideas para realizar con los niños menores de 3 años:

     

    1.    Imitar: con los bebés podemos jugar a imitar sus gestos y sonidos para provocar una respuesta en ellos. Observar que mientras lo imitamos observe con atención lo que hacemos. Que se quede quieto o en silencio es una buena señal.


    2.    Saludar y despedirnos: al visitar a alguien o recibir una visita, saludar diciendo “Hola” mientras movemos o damos la mano. Si el bebé es menor de 1 año modelaremos la acción tomando su mano y agitarla o acercarla a la persona mientras decimos “hola”, con los más grandecitos los motivaremos a que ellos mismos lo hagan.  Lo mismo al despedirnos, diremos la palabra de despedida y la acompañaremos del gesto con la mano.


    3.    Sí - No: mostrarle al niño algo que sabemos que le gusta (juguete, alimento u otro) y preguntarle “¿Quiéres?” seguido por la respuesta que deseamos recibir acompañándola del gesto con la cabeza: “sí” (asentar la cabeza) o “no” (sacudir la cabeza).


    4.    Toma - Dame: invitar al niño a realizar una actividad artística, pedir que elija el material que desea usar para pintar (colores, marcadores, témperas u otros). Una vez que ha decidido qué usar sostendremos con fuerza el material de tal manera que cuando desee agarrarlo no lo pueda sacar y necesite solicitarlo. Entonces diremos “dame” mientras realizamos el gesto con la mano, esperamos que lo intente de lo contrario lo guiamos y le entregamos el que intentó sacar diciendo “toma”. Cuando vemos que termina de usar el material solicitado se lo pedimos diciendo “dame” con apoyo del gesto y esperando a que diga o realice el gesto de “toma”, de no hacerlo, ayudarlo. Esta misma acción la podemos realizar a la hora de comer, cuando se tiene que vestir o cuando desea un juguete.


    5.    Describir: sentarnos con el niño junto a sus juguetes e ir señalándolos, uno por uno, mientras decimos su nombre y una característica (Ejemplo: pelota roja, oso pequeño, etc.). Luego, pedir al niño que señale el juguete que estamos describiendo o, si ya habla, darle un juguete para que haga lo mismo. Esta actividad será más enriquecedora si contamos con el mismo elemento en diferentes colores.


    6.    Creatividad: con los niños de 2 años podemos jugar a realizar acciones o movimientos y pedirle que diga a qué le recuerda. Por ejemplo: caminar muy despacio y preguntar ¿A qué te recuerda?, el niño podría decir a una tortuga o cualquier otra cosa que sea lenta, ayudarlo si es necesario. Luego que él haga la acción y la pregunta para nosotros darle una comparación.


    7.    Canciones: conocer el repertorio de canciones que le gustan al niño y aprenderlas para cantárselas acompañando algunas palabras con gestos que se relacionen con su significado o característica. Por ejemplo, si habla de la lluvia, mover los dedos como si fueran las gotas de lluvia.


    8.    ¿Qué haces?: con los niños más grandecitos podemos preguntarles “¿Qué haces?” cuando estén realizando alguna actividad y ayudarlo a usar las palabras adecuadas "me lavo las manos", "tomo la sopa", "estoy jugando", etc. La idea es que trate de verbalizar lo que está haciendo en ese momento.

     

    Al inicio, lo más seguro es que el niño solo imite los gestos de las expresiones mencionadas porque aún no se siente capaz de emitir palabras, pero esto no significa que debamos dejar de indicarle la palabra que acompaña a dichos gestos. Cuando el niño haga el gesto, inmediatamente acompañarlo diciendo la palabra adecuada.

     

    Es importante que cuando el niño trate de decir las palabras dejemos que lo haga “a su manera”, poco a poco lo hará mejor, felicitarlo por su esfuerzo y atender de inmediato a su requerimiento, esto ayudará a que siga intentándolo. Debemos darle el tiempo necesario para que pueda procesar lo que se le solicita y responda a la solicitud.

     

    Otra sugerencia es que usemos siempre el mismo modelo (palabra y gesto) para no confundir al niño y empezar con palabras o frases cortas, según la edad del niño. Podemos usar apoyos visuales si fuera necesario para recordarle la frase y gesto que puede usar.

     

    Al momento de decir la palabra que debe usar debemos hacerlo de forma clara y convincente, recordemos que los niños entienden mejor por el tono más que por la palabra en sí, de igual manera los gestos a usar marcarlos bien esto ayudará a captar la atención del niño y a darle más sentido al significado de la palabra.

     

    Juvitza Panez Salazar

    Lic. Educación Inicial

    Esp. Problemas de Lenguaje y Aprendizaje