El sentido de la audición es uno de los que más tempranamente se desarrolla, desde el cuarto mes de gestación el feto es capaz de percibir sonidos internos de la madre como los latidos del corazón y sonidos externos como las voces y melodías. Las primeras experiencias musicales que ofrezcamos al bebé son fundamentales para el desarrollo de sus habilidades perceptivas y motrices.
Para los bebés, el sonido es un poderoso estímulo, desde que nace reaccionan ante los ruidos: prestan gran atención a la voz de mamá, buscan el lugar de procedencia de los sonidos que escucha, disfrutan de juguetes sonoros y les agrada los ambientes musicales.
La estimulación musical contribuirá enormemente al desarrollo integral del niño permitiéndole mejorar su audición, expresar libremente sus sentimientos e ideas, desarrollar la memoria y el pensamiento crítico, mejorar sus capacidades motrices, potenciar capacidades artísticas, favorecer la socialización y el vínculo con las personas que lo rodean, además de ampliar y mejorar sus posibilidades lingüísticas.
Durante los primeros meses que el bebé aún no es capaz de coordinar sus movimientos para poder tocar un instrumento musical podemos empezar escuchando música grabada, puede ser solo instrumentada o con letra. Las canciones con letra, además de desarrollar musicalmente el oído porque podrá distinguir las cualidades de la voz pero a la vez ayudará a introducir vocabulario que más adelante, cuando se sienta listo, lo repetirá y usará como parte de su lenguaje cotidiano.
Alrededor de los 3 meses el bebé es capaz de agarrar los objetos de forma voluntaria y más enfocada, pero aún sus movimientos son incontrolados por lo que tiende a sacudir lo que agarra, podemos aprovechar estas características para ofrecerle instrumentos como maracas, panderetas o sonajeros con sujetador que pueda sacudir y producir así el sonido. Es importante tener en cuenta que inicialmente deberán ser pequeños, apropiados para el tamaño de sus manitos y conforme vaya creciendo ya podemos ofrecerles los mismos instrumentos, pero más grandes.
A los 6 meses, la mayoría de bebés ya logran sentarse sin necesidad de apoyo y tienen mejor control de los movimientos de la mano, siendo más precisos en lo que quieren hacer y disfrutan de golpear cosas, entonces será el momento perfecto para ofrecerles tambores o tableros musicales que se accionan al tocarlos.
Escucharás a Mozart mientras tu bebé juega y experimenta con un toque mágico.
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Si bien, en esta tapa también podríamos ofrecerle pequeños pianos para que toque golpeándolos, es mejor esperar unos meses más para que pueda tocarlos con más precisión. Entre los 9 a los 11 meses, el bebé empieza a usar los dedos para explorar las cosas, lo cual nos avisa que ahora es capaz de controlar partes más finas de la mano como son los dedos.
Lo primero que haremos antes de ofrecerle un piano a nuestro pequeño será enseñarle a mover los dedos índices de sus manos, ya que de este movimiento partirá el uso correcto del piano en el futuro. Una vez que hemos logrado, a través de juegos el doblar los dedos índices podemos acercarlo al piano y enseñarle a tocarlo con una y otra mano, haciendo uso de su dedo índice.
Ideal para desarrollar la coordinación mano-ojo y la imaginación.
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Es importante precisar que la compañía de los padres durante su juego, hará mucho más significativo su aprendizaje, por lo que podemos proponer formar una pequeña orquesta, en la que cada miembro de la familia tenga un instrumento musical y acompañe las melodías que el niño proponga.
Si a tu niño le encanta la mùsica, permite que conozca los intrumentos y sus sonidos.
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Juvitza Panez Salazar
Lic. Educación Inicial
Esp. Problemas de Lenguaje y Aprendizaje