La opinión de los niños es importante porque nos ayuda a conocer la forma cómo interpretan su entorno: personal, familiar y social.
Derecho a opinar
Para algunas personas que hoy en día ya somos adultos es posible que la frase "Cuando los adultos hablan los niños no se meten", u otras similares, les sea familiar y es que en generaciones pasadas no era correcto que los niños intervengan en la conversación de los adultos, pero desde 1990, la Convención de los Derechos del Niño reconoce en su artículo 12 y 13 que los niños tienen derecho a la libertad de expresión.
Sin embargo, es importante que como padres se evalúe previamente los temas en los que se desee ser partícipe a los niños, evitar aquellos que de alguna manera los pueda hacer sentir mal o que los lleve a asumir responsabilidades que no les corresponde. Esto no significa que no se deban tratar, la idea es hacerlo en algún momento o ambiente en la que los niños no estén presentes, de no poder evitarlo se sugiere manejarlo apropiadamente usando un lenguaje sencillo que ellos puedan entender, de acuerdo a su edad, y evitar entrar en detalles.
Importancia de dejar opinar a los niños
Hoy en día es importante considerar la opinión de los niños porque al hacerlo estaremos favoreciendo su desarrollo interpersonal como intrapersonal. Entre algunos de los beneficios de dejarlos opinar podemos considerar los siguientes:
1. Favorece la autoconfianza: les da seguridad y los ayuda a manejar la frustración o el miedo al fracaso porque saben que en algún momento se llevará a cabo la idea que ellos propusieron.
2. Ayuda a valorar las fortalezas: favorece la autonomía de los niños, dándoles mayor autonomía e independencia en sus decisiones, tanto al hablar cono al actuar.
3. Permite reconocer las limitaciones: les enseña a que no es malo pedir ayuda cuando la requieren y entender que algunas decisiones pueden acarrear consecuencias no deseadas que luego deberán manejar. Esto no debe permitir que llegue a subestimarse o a depender de los demás.
4. Brinda sensación de bienestar: el ser escuchados y considerados hace que se sientan bien, queridos, parte de un grupo (familiar o social) y por tanto, felices.
5. Genera automotivación: la sensación de bienestar anima a los niños a seguir dando lo mejor de sí mismos, a desafiar sus habilidades y superar sus limitaciones.
6. Desarrolla habilidades sociales: mejoran las relaciones con los demás, aprenden a respetar las opiniones diferentes a las suyas e incluso a desarrollar la empatía al estar de acuerdo con otras opiniones.
7. Fomenta el gusto por el diálogo: les enseña a disfrutar del diálogo en familia o con amigos, mejorando así las habilidades comunicativas.
¿A qué edad considerar la opinión de los niños?
Si bien desde muy pequeños podemos empezar a considerar las ideas, gustos, deseos, emociones o preferencias que los niños expresan espontáneamente; la edad más apropiada para solicitar sus opiniones es alrededor de los 4 años, cuando son capaces de estructurar mejor sus palabras y tener más claras sus ideas. Conforme vayan creciendo los temas a tratar serán cada vez más serios, por lo que sus opiniones o decisiones conllevarán mayores responsabilidades.
Entre los 4 y 5 años podemos considerar sus opiniones relacionadas a la ropa que desean usar para ir o estar en un determinado lugar, los juegos que prefieren realizar en casa o fuera de ella, también se pueden definir con ellos la realización de ciertas rutinas diarias. Aquí el truco está en brindarles opciones limitadas de las que puedan elegir, si bien se apunta a lograr algo que como adultos deseamos que los niños realicen debemos tener en cuenta que esas opciones sean de su agrado, para ello debemos conocer muy bien el gusto de nuestros pequeños.
A partir de los 7 años, el pensamiento del niño es más lógico, ahora también podrán opinar en algunas decisiones que involucra a toda la familia, más que todo aquellas relacionadas con las actividades en el tiempo libre como qué hacer el fin de semana o en las vacaciones. En este contexto también se le puede dar la potestad de elegir a dónde ir a comer, de acuerdo a sus gustos, y ahora no será necesario darle opciones. A esta edad es capaz de manejar mejor la frustración por lo que entenderá si es que su opinión o sugerencia no se toma como primera opción, pero debemos aceptarla en algún momento o incluir parte de ella en la decisión tomada para que se dé cuenta que ha sido escuchado y que también tienen en cuenta su opinión.
No es solo opinar
Como se mencionó anteriormente, toda opinión o decisión conlleva una responsabilidad y es que no se trata de hacer lo que uno dice porque simplemente deseamos que se haga, los niños deben entender que ellos deben asumir las consecuencias que se den al llevarse a cabo lo que sugirieron para que la experiencia sea positiva para todos los involucrados, aunque tenga sus altibajos.
Aquí lo importante, antes que nada, es enseñarles que opinar no es imponer que para ello todo se da en un ambiente de diálogo abierto en la que todas las opiniones se escuchan y se toman en cuenta para decidir lo mejor para todos. También debe saber qué, de presentarse alguna dificultad, si bien ellos son los que deberán asumir la responsabilidad no significa que estarán solos, deben saber que siempre contarán con los demás para solucionar cualquier conflicto o mejorar la situación. Es necesario que los niños sepan que siempre puede contar con sus padres, esto afianzará la relación con ellos.
¿Cómo incentivar a que los niños expresen su opinión?
· Darles opciones: 2 o 3 serán suficientes, si les damos demasiadas opciones complicaremos su decisión y posiblemente los llevemos, sin querer, a elegir algo que al final no sea lo mejor. Para ello debemos considerar con anticipación cuáles serán las opciones para poder guiarlos mejor.
· Reforzar su opinión: si bien hemos, de alguna manera, guiado su decisión, es importante felicitarlo por su elección. También podemos preguntarles por qué lo escogieron y si se sienten bien con la elección.
· Propiciar el diálogo: cuando llegan de la escuela o de visitar a alguien, motivarlos a que lo cuenten en casa, esto se debe dar de forma natural muy espontánea, que no sientan que es un interrogatorio y para ello podemos iniciar contando algo que nos haya pasado a nosotros para luego darles el paso a ellos.
· Escucharlos con atención: si alguno de nuestros niños se acerca a comentarnos algo cuando estamos acompañados de otras personas, lo primero que debemos hacer es contacto visual con ellos, que sepan que los hemos notado y luego ponernos a su altura para escucharlos, mostrarles nuestro interés por lo que nos quieren decir. Esto último lo podemos realizar frente a los demás si previamente se les ha enseñado a hablar bajo o en todo caso, si se trata de una reunión más reservada podemos alejarnos un poco con total naturalidad y escucharlo, verán que luego de haber expresado lo que querían decir se sentirán mejor y se irán tranquilos.
Si desde pequeños se les da la oportunidad de opinar estaremos formando niños sociables y críticos que sabrán escuchar y llegar a acuerdos a través del diálogo. Además, estaremos ofreciéndoles herramientas que los ayude a desenvolverse personal y socialmente
Lic. Esp. Juvitza Panez Salazar
Asesora Pedagógica