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    MUTISMO INFANTIL

    ¿Cuántas veces hemos escuchado “la miss dice que mi hijito no habla en el nido, pero en mi casa es un loro”? Podríamos estar hablando de un posible caso de mutismo infantil, pero esto es difícil de detectar porque podríamos confundirlo con un simple caso de timidez.

     

    ¿Qué es el mutismo infantil?

    El mutismo infantil es un trastorno del lenguaje en el cual el niño es incapaz de hablar en situaciones sociales, a pesar de tener la capacidad de hacerlo y comprender todo lo que se le dice. En lugar de hablar, el niño puede usar gestos, afirmaciones o negaciones con la cabeza, monosílabos y expresiones cortas.

     

    Este tipo de alteración se presenta en los niños con edades entre los tres y los ocho años, por lo que suele detectarse al momento que el niño ingresa a la escuela, también se puede observar cuando se acuden a visitas familiares o fiestas infantiles y el niño no se separa de mamá o papá.

    El mutismo infantil puede presentarse debido a la sobreprotección de los padres, emigraciones (viajes a un lugar con otro idioma), mudanzas, hospitalización, experiencias traumáticas antes de los 3 años o al ingreso a la escuela. A la vez puede servir de cortina a posibles trastornos en el lenguaje expresivo y traer consecuencias a nivel emocional, así pues, se vuelve tímido, se retrae llegando a aislarse, sufrir enuresis (falta de control de la orina) y rechazo escolar, pudiendo afectar su al desarrollo intelectual.

     

    En este caso es preferible evitar forzarlo a expresarse, por el contrario, animarlo cuando intente hacerlo. Los padres y las personas que se encuentran al cuidado del niño, deben unificar ideas y actuar de la misma manera para no confundir al niño. Los cuestionarios sobre lo que hicieron o no en la escuela dejarlos de lado, lo mejor será acudir a un especialista que pueda evaluar la situación y proporcionar el tratamiento adecuado que ayude a que esta alteración dure solo meses en vez de años.

     

    Actividades sugeridas

    1.  Realizar en casa juegos que no impliquen tener que hablar, pero sí que le gusten para que lo animen a expresar emociones de alegría o emoción.


    1.  Mantener una estructura establecida de sus actividades, los cambios inesperados podrían ocasionar ansiedad y agravar la situación, por lo que es importante mantenerlo informado de cualquier cambio con anticipación. Armar un calendario u horario de las actividades a realizar durante la semana sería de mucha ayuda, el niño lo puede personalizar como más le guste.

    2.  Si bien el objetivo final es lograr que el niño se comunique hablando podemos empezar motivándolo a usar gestos o señas. Podríamos solicitarle que nos señale algo que esté cerca de él, también poder jugar a los mimos o realizar juegos como charada.


    1.  Para iniciar el uso del habla podemos valernos de materiales como los títeres o máscaras que servirán de elementos de apoyo que le brindarán seguridad porque estará comunicando como si fuera un personaje y no él mismo. También podríamos sentarnos de espaldas y tratar de iniciar un diálogo sobre algún tema que sea de su agrado, poco a poco podremos ir rompiendo la división.

     

    Juvitza Panez Salazar

    Lic. Educación Inicial

    Esp. Problemas de Lenguaje y Aprendizaje