El ritmo es un aspecto importante del desarrollo psicomotriz relacionado con el manejo del espacio y la velocidad de las reacciones motoras.
El cuerpo es un instrumento de expresión y comunicación que usa como recurso el movimiento, el cual tiene a su vez, como forma de expresión: el ritmo, factor que permite la estructuración temporal y espacial del cuerpo, este determina un comportamiento o reacción en cada actividad que realizamos.
Los esquemas de movimiento se encuentran potencialmente sellados en el Sistema Nervioso y transfieren la acción a los músculos, dando lugar a las posturas. El niño va construyendo la postura y el ritmo en forma paralela, es decir, va adquiriendo una forma de ser y estar en el mundo, una actitud postural a partir de lo que su organismo le ofrece y de lo que la relación con el entorno le permite.
Estas posturas que va construyendo el niño no son estáticas, se dan en movimiento, tienen un ritmo y una melodía. Al mismo tiempo que va encontrando una postura, va descubriendo su propio ritmo como modo de estar en el tiempo. Sí un niño presenta alteraciones en los esquemas rítmicos tendrá dificultades en cualquier actividad secuencial, como por ejemplo la lectoescritura.
Movimiento rítmico
Para lograr que los movimientos del niño sean organizados y rítmicos, es necesario combinar dos tipos de ritmo:
1. Ritmo interno, es el ritmo que cada persona impone a sus movimientos, el cual se da de acuerdo al estado tónico, anímico y emocional del individuo.
2. Ritmo externo, es aquel que proviene del soporte principalmente musical, si bien consideramos que existe una interacción entre ambos. Las distintas actividades participan de estos ritmos de diferente manera, es decir, que existen distintas formas de relacionarse.
Beneficios de trabajar el movimiento rítmico
La presencia de movimientos rítmicos representa el correcto funcionamiento del sistema nervioso y permite al niño:
- Aumentar su capacidad de atención y concentración.
- Adquirir altos niveles de alerta.
- Organizar mejor sus movimientos.
- Seguir secuencias rítmicas con distintas partes del cuerpo.
- Mejorar la respiración y la postura.
- Disminuir la impulsividad e hiperactividad.
- Adaptar su conducta a diferentes situaciones sociales.
- Sincronizar actividades y movimientos propios con la de otros.
Juegos rítmicos para realizar con los niños
1. Entregar a los niños un elemento sonoro y marcar un ritmo para que ellos lo repitan, estos ritmos serán cada vez más largos y con silencios (pausas).
2. Pedir a los niños que representen estados de ánimo con gestos y movimientos, si es necesario darles el modelo para que lo imiten.
3. Seleccionar tres elementos sonoros y pedir a los niños que se muevan de una forma determinada ante un sonido específico. Ejemplo: sonaja-sacudirse, tambor-marchar y claves-dar saltos.
4. Pedir a los niños que bailen libremente mientras escuchan música variada y al detenerse la música deben detenerse en la posición que quedaron.
5. Con los niños formando una ronda, mirando hacia el interior del círculo, se le entrega a uno de ellos un objeto pequeño para que lo pase a sus compañeros, pero deberán seguir el ritmo que marca el adulto. Ante un silencio (pausa), el niño que se quedó con el objeto deberá continuar el juego pasando el objeto en dirección contraria, si falla cambia de lugar con el adulto y deberá marcar el ritmo y los silencios.
Juvitza Panez Salazar
Lic. Educación Inicial
Esp. Problemas de Lenguaje y Aprendizaje